25 abr 2011

Entrevista a María del Carmen Fuentes Nogales, Es un honor ser la pregonera de la Patrona

Esta tarde pronunciará el pregón de la Virgen de la Montaña en el aula de cultura de la calle Clavellinas.
 
María del Carmen Fuentes Nogales (Cáceres, 1964) pronunciará esta tarde, a partir de las 20.30 horas, el pregón de la Virgen de la Montaña en el aula de cultura de Clavellinas. Es licenciada en Filosofía y Letras y está al frente del Archivo de la Diócesis. Habituada a manejar documentos con siglos de historia, hoy aparcará por un rato su faceta de investigadora para subirse a un escenario y abrir los actos dedicados a la patrona de la ciudad. La procesión de bajada será el miércoles, día 27. El desfile partirá a las 18.00 horas del Santuario y, como es habitual, llegará a Fuente Concejo dos horas y media más tarde.

-¿Es hermana de la cofradía?

-No.

-¿Cómo reaccionó cuando le propusieron dar el pregón?

-Como cacereña y como cristiana, me produjo una gran alegría, aunque también entraña mucha responsabilidad. Agradezco al mayordomo y a la junta directiva de la cofradía que se fijaran en mí. Es un honor ser la pregonera de la patrona de Cáceres.

-¿Cómo afronta este reto?

-Para una persona como yo, a la que le gusta estar en un discreto plano, es un reto importante. Pero confío en que la Virgen María de la Montaña me ayudará, como siempre lo ha hecho.

-¿Cuál es el principal mensaje sobre el que se articula su pregón?

-Que la devoción a la Virgen María nos conduce siempre a Cristo. Como cristianos, estamos llamados a encarnar el Evangelio de Cristo en nuestra vida cotidiana.

-¿Lleva mucho tiempo preparándolo? ¿Se ha dejado aconsejar?

-Un poquito. No he pedido consejo, pero un amigo sí ha leído el pregón y eso me da sosiego y paz.

-¿Qué le han comentado sus amigos y compañeros de trabajo?

-Se han alegrado, me dan ánimos y van a estar conmigo en ese momento. Les doy las gracias por adelantado. Algunos no estarán presentes por motivos de trabajo, pero se acordarán de mí.

-¿Qué le parece que este año las hermanas de la cofradía tengan los mismos derechos que los hombres para cargar con la Virgen?

-La cofradía tiene sus estatutos y así lo ha decidido. Me parece bien. La Virgen nos quiere a todos porque todos somos sus hijos.

-¿Cuál es el momento más emotivo, bajo su punto de vista, de la procesión de bajada?

-El momento más emotivo para mí, tanto en la bajada como en la subida, es el que se produce en la Concatedral de Santa María. Al recibirla, cuando hace su entrada en el templo, siento una emoción que no puedo describir y son muchos los recuerdos familiares que me vienen a la cabeza. En la despedida, el momento más emotivo es la última misa en Santa María.

-Dígame qué significa en su vida la Virgen de la Montaña.

-Para mí, María es madre de Dios y madre nuestra. Es la madre que acoge, auxilia y socorre en los momentos difíciles. Es la referencia en mi vida cristiana, con su ejemplo de vida y de seguimiento a su hijo. -¿Y para la ciudad?

-Puede parecer un símbolo, pero estoy segura de que, en lo más profundo de los cacereños, es la madre a la que elevan sus plegarias y dan las gracias por los favores recibidos.

-¿Cada cuánto sube al Santuario?

-Varias veces al año. Me produce gozo y tranquilidad estar en un paraje tan especial y en su ermita que, a pesar de estar siempre llena de fieles devotos, invita al recogimiento. Desde él protege a la ciudad con su maternal ternura.

-¿Cuál es su manto preferido?

-Todos son preciosos. Tengo especial cariño al manto que le regaló María Amparo Gundín, por ser el que lució el día de la boda de un familiar al que quiero muchísimo.

-¿Qué ha sido lo último que le ha pedido a la Virgen?

-Que ayude y dé fuerza a las personas que lo están pasando mal por diversos motivos: el paro, las guerras, los desastres de la naturaleza...

-¿Guarda recuerdos de la infancia relacionados con la patrona?

-Sí. Tengo recuerdos entrañables. De niña formaba parte del grupo de niñas que bailaba la danza del guiador al recibir y al despedir a la Virgen de la Montaña. Nuestras profesoras, Guadalupe y Toñi, estaban pendientes de todos los detalles. Es un bonito recuerdo que me ha venido a la memoria estos días.

-¿Está nerviosa?

-Un poco, pero la ayuda del Señor me tranquiliza y me da paz. Con el apoyo de mis amigos me siento animada.

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