Ha habilitado un espacio amplio y diáfano en la tercera planta del santuario para acoger el museo. En el espacio previsto podrán exhibirse entre 40 y 50 piezas de la patrona, sujetadas en peanas de madera
La sala estará en la tercera planta del santuario, el único espacio que quedaba libre en el templo. Para ello se han habilitado tres dependencias, se han tirado los muros y las puertas de las mismas para diseñar un espacio más amplio y diáfano que permita una mayor visibilidad de los enseres de la Virgen. Se prevé que esté terminado este mismo mes. "Sabemos que en la tercera planta puede haber un problema de accesibilidad, pero es el único espacio en que podía instalarse", explicó a este diario el mayordomo de la hermandad, Joaquín Floriano.
De los más de 120 mantos que posee la patrona, solo se exhibirán los más importantes, indicó la responsable de ornato de la cofradía, Pilar Campos. Entre ellos, el manto de raso blanco recubierto de encajes e hilos de oro y plata, donado por la reina Isabel II; el ofrecido por la ciudad de Cáceres con motivo de las bodas de plata de su coronación, elaborado de tisú de plata fina y bordado a mano con oro fino en alto relieve; los confeccionados con mantones de Manila o capotes de torero; el que vestía la patrona el día en el que fue bombardeada la ciudad en 1937; o el que luce en la procesión de bajada en el mes de mayo.
UN "BUEN" PROYECTO
Las piezas de la patrona son reliquias de la antigüedad. La mayoría se conservan guardadas en cajones en el santuario. "Que se puedan exponer es bueno para la ciudad, pero también para los mantos, porque al estar colgados se conservarán mucho mejor", señaló Pilar Campos, que cada viernes ayuda a la camarera de la hermandad, Pilar Murillo, a cambiar el manto a la Virgen.
Gracias a estas dos mujeres, que llevan ligadas a la hermandad cerca de veinte años, cada semana la patrona luce un manto diferente. "Subimos arriba, buscamos el que queremos, le pegamos un planchón porque de estar guardados se arrugan, y después se lo colocamos a la imagen. Elegimos el que queremos, pero intentamos ponerle siempre uno distinto, para que salgan todos", dijo Campos.
De entre el centenar de mantos, muchos se encuentran deteriorados debido a la antigüedad. De hecho, este año se cambiará el forro del de los sombreritos, el donado por la reina Isabel II o del ofrecido por la ciudad de
Cáceres. "Están en cajoneras y se protegen con sábanas. El problema es que muchos de ellos están muy deteriorados porque son muy antiguos y ahí doblados se estropean más", aseguró.
En los últimos años apenas se han recibido nuevas piezas, de hecho este año no se ha ofrecido ningún manto. Y es que la crisis también se nota en estos casos. "Ha habido años en los que han llegado a regalar hasta dos y tres, pero este año, de momento, no se ha recibido ninguno", aseguró Pilar Campos. Mientras pasa la crisis, como en el resto de los sectores, se restaurarán los que ya tiene la patrona para que puedan lucirse en la nueva sala como si fuera la primera vez.
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